Eras ese tipo de personas que no decía "te quiero", tu preferías demostrarlo, preferías enseñar todo lo malo antes que lo bueno, te hacías de querer tan rápidamente que asustaba.
Me encantaba lo que veía reflejado en tus ojos, me sentía segura estando entre tus brazos, me enamoraba cada vez que le oía hablar.
Eras diferente porque aun estando hundido como el Titanic te conseguiste sacar a aflote y lo mejor de todo que me sacaste contigo.
Nada era malo para ti, veías a todo el mundo bueno, no encontrabas fallos, no veías defectos.
Tenia y sigo teniendo miedo de acostumbrarme a tener tu sonrisa a dos centímetros de mi boca, tengo miedo de que sea el primero que consiga recomponerme.
Y aunque muchas veces diga que nada es diferente, que nada cambia, que todo es igual, tu eres esa persona que cambia las reglas del juego, eres el jugador uno. Siempre el primero, consiguiendo que los demás jueguen a tu juego, sin miedo, seguro de lo que haces, como si nunca fueras a pisar en falso.
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