Me negaba a aceptarlo, a reconocer que al igual que vino se fue, sin pudor al daño que pudiera hacerme.
A día de hoy sigo llorando, me levanto sin ti, me acuesto sin ti y los días los paso pensando en que volverás, que todo se arreglara, simplemente es una mala racha en la que cada uno necesita su tiempo.
¿Dime cuánto tiempo necesitas para saber que de verdad me quieres?
Estoy rota, te largastes sin despedirte, con una simple nota, la cual cojo para aferrarme al único recuerdo físico que tengo de ti, ya que me encuentro sin fotos, sin ropa, sin las sabanas de tu última noche conmigo, no tengo nada y no se si eso me ayuda o me esta destruyendo mas por dentro.
Sabía que jugar con fuego no es bueno, siempre me lo advirtieron, pero es tan bonito, tan colorido que te quedas embobado mirando esos colores, como yo me queda mirándote. Tú eras ese fuego que me llamaba, que no quería apagar, contigo me daba igual quemarme, mientras te quedaras me era indiferente salir ardiendo por ver esa sonrisa que me descomponía.

Tú solo vuelve, yo me encargo de que todo esto valga la pena.